Evangelio de hoy 07 de febrero. Martes de la 5° Semana del tiempo ordinario

Lectura del santo Evangelio según san Marcos (7,1-13)

En aquel tiempo, se reunieron junto a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén; y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. (Pues los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y al volver de la plaza no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas).
Y los fariseo y los escribas le preguntaron:
«Por qué no caminan tus discípulos según las tradiciones de los mayores y comen el pan con manos impuras?».
Él les contestó:
«Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito:
“Este pueblo me honra con los labios,
pero su corazón está lejos de mí.
El culto que me dan está vacío,
porque la doctrina que enseñan
son preceptos humanos”.
Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres».
Y añadió:
«Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición. Moisés dijo: “Honra a tu padre y a tu madre” y “el que maldiga a su padre o a su madre es reo de muerte”. Pero vosotros decís: “Si uno le dice al padre o a la madre: los bienes con que podría ayudarte son ‘corbán’, es decir, ofrenda sagrada”, ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre; invalidando la palabra de Dios con esa tradición que os transmitís; y hacéis otras muchas cosas semejantes».

Palabra del Señor

Reflexión

Jesús tiene claro cual es su misión: ha sido enviado para librar al hombre de la esclavitud del pecado. Se mensaje es conciso, para que nadie se llame a engaño.

Si hay algo que no le gusta es la hipocresía, la doblez de corazón, la incoherencia de vida, la falta de autenticidad… todo esto se puede esconder debajo de un profundo discurso espiritual o en un aferrarse a normas y tradiciones, dejando de un lado lo importante. Cada uno que revise su vida con sinceridad, y vea en qué debe cambiar.

En el Evangelio Jesús reprocha a los fariseos su hipocresía: honra a Dios con los labios, pero su corazón está lejos. Hoy Jesús podría denunciar también la hipocresía que en la que viven muchos cristianos, pero a la inversa, honran a Dios en el corazón, pero con los labios lo niegan. Muchas veces los cristianos no se muestran como tal en sus ambientes de trabajo o estudio por miedo a ser rechazados o a que se burlen  de ellos.  Pueden llegar incluso a mofarse de algunas cosas de la fe para no ser señalados como retrógrados. Sufren en su interior pero no son valientes para ser fieles a su misión de dar testimonio de Cristo con su vida y su palabra donde se encuentren,

Pidamos al Señor la gracia de no acobardarnos. Sabemos que “quién pierde su vida la encontrará”, ánimo salgamos a la calle a anunciar el Evangelio. 

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