Evangelio de hoy 26 de febrero. 1° Domingo de Cuaresma

Lectura del santo Evangelio según san Mateo (4, 1-11)

En aquel tiempo, Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió hambre.
El tentador se le acercó y le dijo:
«Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes».
Pero él le contestó:
«Está escrito: “No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”».
Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso en el alero del templo y le dijo:
«Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: “Ha dado órdenes a sus ángeles acerca de ti y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras”».
Jesús le dijo:
«También está escrito: “No tentarás al Señor, tu Dios”».
De nuevo el diablo lo llevó a un monte altísimo y le mostró los
reinos del mundo y su gloria, y le dijo:
«Todo esto te daré, si te postras y me adoras».
Entonces le dijo Jesús:
«Vete, Satanás, porque está escrito: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto”».
Entonces lo dejó el diablo, y he aquí que se acercaron los ángeles y lo servían

Palabra del Señor

Reflexión

El primer domingo del tiempo de cuaresma nos ofrece el relato de las tentaciones del Señor, conducido por el Espíritu Santo al desierto, Jesús es tentado en tres ocasiones que son un resumen de todas aquellas que experimentará a lo largo de su vida terrena. Convertir las piedras en panes, poner a prueba al Padre o postrarse de rodillas delante de quien le promete el mundo entero, constituyen los peligros constantes que enfrenta Jesús en su proyecto del Reino de Dios y también sus seguidores.

Placer, Tener y Poder, son los verbos claves que logran apreciarse en las tentaciones de Jesús, en su medida justa son necesarios para la vida plena del hombre, sin embargo, cuando se absolutizan estas palabras se corre el riesgo de perder hasta la misma vida en busca del querer abarcarlo todo. Una búsqueda desmedida del placer lleva a la instrumentalización de los demás y también de nosotros mismos ocasionando una vida vacía. Un afán por poseer y tenerlo todo lleva a una preocupación excesiva por siempre acumular más y cuidar de aquello que poseo para no perderlo, esa actitud genera barreras que me distancian de los otros y construye relaciones fundamentadas no en el Amor sino en la conveniencia. El poder ligado al tener nos lleva a buscar ser dueños de todo y de todos, la codicia y el egoísmo llevan a pasar por encima de la vida de los demás y pisotear la dignidad y los derechos de los demás que con el tiempo generaran enemigos potenciales que nos llevaran a vivir en guerra con todos.

Jesús nos ha mostrado el camino para vencer las tentaciones, una relación íntima con Dios y su Palabra que hace frente a las propuestas del maligno, es a partir de esta íntima relación donde surge el abandono en la providencia de Dios, la humildad que nos invita a no tentar a Dios y la sabiduría que nos invita a administrar correctamente aquello que tenemos sin buscar el poder sobre los demás. Pidamos en este domingo al Señor que nos ayude a enfrentar nuestras propias tentaciones para salir victoriosos, que su Palabra sea luz en nuestro sendero para no tropezar y caer en las tentaciones.

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