Evangelio de hoy 17 de enero. Martes de la 2° semana del tiempo ordinario

Lectura del santo Evangelio según san Marcos (2,23-28)

SUCEDIÓ que un sábado Jesús atravesaba un sembrado, y sus discípulos, mientras caminaban, iban arrancando espigas.
Los fariseos le preguntan:
«Mira, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?».
Él les responde:
«¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre, cómo entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes de la proposición, que solo está permitido comer a los sacerdotes, y se los dio también a quienes estaban con él?».
Y les decía:
«El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del hombre es señor también del sábado».

Palabra del Señor

Reflexión

El Evangelio de hoy nos presenta nuevamente un “choque” entre la novedad del Reino de Dios y el cumplimiento de la antigua Ley, en esta ocasión porque los discípulos al sentir hambre empezaron a arrancar espigas en sábado (algo prohibido por la ley). Después de citar un ejemplo histórico del rey David donde “transgredía” la ley para alimentar a sus hombres, Jesús regala una enseñanza fundamental para todos: “El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado”.

La interpretación de la ley de Moisés por parte de los sacerdotes, escribas y maestros de la ley había llevado a la aparición de numerosas prohibiciones relacionadas con guardar el sábado entre otras, estas se contaban en alrededor de 500, muchas de esas prohibiciones como lo meditaremos durante estos días en el Evangelio impedían hacer el bien al otro, lo anterior claramente atentaba con la ley del supremo Amor que no conoce de horas, días ni fechas específicas para manifestarse en ayuda del otro en necesidad. Jesús quiere dejarle claro a todos que la esencia de la ley es permitir y no evitar el bien que siempre tiene que hacerse en favor del otro.

En este día podríamos meditar si nuestras prácticas religiosas nos acercan o nos apartan del otro, es necesario que sumado a todas nuestras prácticas devocionales y sacramentales siempre resalte el bien que yo puedo hacer por la vida del otro.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *