Evangelio de hoy 13 de febrero. Lunes de la 6° semana del tiempo ordinario

Lectura del santo Evangelio según san Marcos (8,11-13)

En aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo.
Jesús dio un profundo suspiro y dijo:
«Por qué esta generación reclama un signo? En verdad os digo que no se le dará un signo a esta generación».
Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.

Palabra del Señor

Reflexión

Jesús no acaba de entender que los descreídos fariseos le pidan “un signo del cielo”. “¿Por qué esta generación reclama un signo?”. Jesús ya ha hecho más que suficiente, con sus palabras y gestos especiales, como la curación de enfermos, para que sus oyentes crean en él y le acepten a él y a su mensaje.

La actitud de los oyentes de Jesús en su tiempo y en todos los tiempos, también en el nuestro, es doble: unos, haga lo que haga, le van a rechazar… no le van a dejar entrar en sus corazones, de alguna manera podemos decir que le van a matar… y otros le van, le vamos a aceptar con los brazos abiertos, nombrándole el Señor y Dueño de nuestra vida.

En definitiva, cuando los judíos del tiempo de Jesús como también los cristianos de ahora pedimos —de una manera u otra— una señal, lo que hacemos es pedir a Dios que actúe según nuestra manera, la que nosotros creemos más acertada y que de hecho apoye a nuestro modo de pensar. Y Dios, que sabe y puede más (y por eso pedimos en el Padrenuestro que se haga “su” voluntad), tiene sus caminos, aunque a nosotros no nos sea fácil comprenderlos. Pero Él, que se deja encontrar por todos los que le buscan, también, si le pedimos discernimiento, nos hará comprender cuál es su manera de obrar y cómo podemos distinguir hoy sus signos.

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