Evangelio de hoy 10 de marzo. Viernes de la 2° semana de Cuaresma

Lectura del santo Evangelio según san Mateo(21, 33-43,45-46)

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
«Escuchad otra parábola:
“Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos.
Llegado el tiempo de los frutos, envió sus criados a los labradores para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon.
Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último, les mandó a su hijo diciéndose: ‘Tendrán respeto a mi hijo’.
Pero los labradores, al ver al hijo se dijeron: ‘Este es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia’.
Y agarrándolo, lo sacaron fuera de la viña y lo mataron.
Cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?”».
Le contestan:
«Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores que le entreguen los frutos a su tiempo».
Y Jesús les dice:
«¿No habéis leído nunca en la Escritura:
“La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente”?
Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos».
Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que hablaba de ellos.
Y, aunque intentaban echarle mano, temieron a la gente, que lo tenía por profeta.

Palabra del Señor

Reflexión 

En este pasaje del Evangelio de San Mateo podríamos decir que Jesús hace un “juego de espejos” Por un lado en la parábola tenemos el reflejo de su propia Pasión y muerte (el dueño de la viña envía a su hijo que es asesinado por los malos trabajadores, igual que Él lo será) Y por otro lado pone ante el espejo a los escribas y fariseos que hicieron lo mismo con algunos profetas y lo harán también con Él. Es decir: Cristo nos enfrenta con nosotros mismos, con nuestras faltas, nuestras ambiciones, nuestras malas artes…Porque esta parábola se puede aplicar en nuestros días. A poco que hagamos memoria recordaremos casos de hombres de Dios que han sido asesinados por los poderosos a causa de la incomodidad del mensaje que transmitían: Sacerdotes, misioneros, obispos, religiosos, seglares martirizados por predicar la Palabra de Dios y denunciar las injusticias del mundo.

Al final del pasaje vemos como los escribas y los fariseos saben perfectamente que Jseús se está refiriendo a ellos, y como el mensaje les es molesto maquinan la forma de deshacerse de Él. Su único temor es la gente que se les pueda echar encima ¿Y por qué? Muy sencillo: Porque Jesús predica la Verdad, porque de su boca salen palabras de vida eterna que denuncian las injusticias. Exactamente igual que hoy. Nosotros mismos hay veces que nos escandalizamos de la postura que toma la Iglesia ante determinados asuntos (aborto, eutanasia, abusos sociales…) porque denuncia lo que “la sociedad” quiere dar por bueno (la “cultura” de la muerte frente a la vida por ejemplo) Por eso esta parábola es digna de nuestra reflexión. Tenemos que ser buenos labradores, saber cuidar de la viña con la diligencia que el dueño espera de nosotros y debemos dar cuenta del fruto que se nos ha encomendado con valentía y honradez. En las cosas de Dios no caben las medias tintas: o se está con Él o contra Él. Sepamos distinguir y conocer a la “piedra desechada por los arquitectos” y hagamos de ella la piedra angular de nuestra vida.

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